Mariela Coronel: “En un mundo de hipócritas, los sinceros siempre seremos mal vistos”

Por: Florencia González

En un mano a mano virtual hablamos con la jugadora santiagueña Mariela Coronel, sobre su salida del Granada FC de España y su experiencia como futbolista de Selección.

¿Por qué se dio tu salida del Granada?

Mi salida del Granada ha sido más por un tema extra deportivo que otra cosa. Llevo años en esto y si queremos que el fútbol femenino crezca, tenemos que rodearnos de personas que aporten al fútbol femenino pero que aporten de corazón. Al final por decir cosas que nos parecen mal, uno tiene que pagar las consecuencias y tengo muy claro que en el fútbol femenino suman los líderes y no los jefes. También, decido irme del club porque considero que si alguien merecía seguir en el equipo al 100% era nuestro PF (Preparador físico), gracias a él sigo renovando ilusiones, amplío conocimientos y sigo aprendiendo cosas nuevas cada día. Yo siempre digo que personas así siempre querré tener en mi equipo, ya que con él teníamos un preparador físico, un psicólogo y sobre todo una persona cercana a la jugadora, atenta a todo para que no se le escape nada y así motivar siempre de la mejor manera. Me voy tranquila porque sé que lo he dado todo por este equipo y a la vez, me voy triste por mis compañeras, la calidad humana que teníamos en el vestuario hacía que seamos una gran familia. De Granada me llevo lo mejor, el grupo humano de quienes de verdad quieren al femenino.

¿Cómo ves el fútbol femenino en la actualidad?
El femenino no puede crecer mientras no haya gente que conozca sobre esto y que no solo obtenga un beneficio propio, ni en España, Argentina, o en cualquier otro lado. Estamos lejos de ser profesionales, por gente incapacitada que no sabe lo que es el femenino en realidad. Desde que vine a España hasta hoy, lo veo diferente. Veo a la gente con mucho interés. Hay otra estructura pero, aún así noto que nos falta muchísimo. Porque el fútbol se tiene que intentar jugar, el fútbol se juega. En Argentina veo que no tratan de jugar. Los pelotazos y correr hace que nos veamos atrasadas en relación al fútbol europeo.

¿Te gustaría dirigir en algún momento?

Llevo mucho tiempo pensando que me gustaría hacer porque he pasado por muchos procesos en ese sentido, tuve la posibilidad de conocer grandes personas y cada una me deja algo. Tenemos los couching acá en Granada, en la Selección también y soy una persona que considero que un equipo necesita mucho la parte humana de una jugadora, que para mí es fundamental, la parte psicológica, la parte emocional. Es algo que me interesa, sin olvidarme que cuando termine mi carrera futbolística, me gustaría desarrollar mis aprendizajes y que la gente pueda recibirlo, de la misma manera que yo lo recibí de los demás. No sé bien qué podría hacer el día de mañana, pero seguro que algo con respecto al fútbol.

¿Cómo fue cuando te convocaron de la Seleccíón Argentina?

Fue un poco raro porque llevaba meses en Buenos Aires y como que no entendía nada y traté de disfrutarlo. Pero me considero bastante rara, porque no tengo sueños, no sueño con nada. Vivo el día a día, disfruto el momento. Para mí era como: “ Bueno, me llamaron a la Selección”. Tengo que reconocer que fue esa mi sensación.

De tu desempeñó en el Granada FC ¿Qué fue lo que más te gustó?

Desde que llegué al Granada debo decir que ha sido un paso importantísimo, porque me hizo ver las cosas de otra manera. A nivel futbolístico porque me ayudó a madurar muchísimo más y a tener otros conceptos, que por ahí en los demás equipos no los tenía. Estos tres años que estuve, se trabajó de manera espectacular. Siempre dije que la calidad humana es de primera, y el equipo es de primera. Estar ahí me renovó las ilusiones de seguir jugando y aprendiendo. Es lo que me siguió motivando a seguir en este deporte. Lo que más me gustaba del equipo es que disfrutaba jugar al fútbol y de hacer un fútbol muy vistoso.

¿Te sentiste cómoda en los clubes españoles en los que jugaste?

Sí, me sentí muy cómoda estando ocho años en Zaragoza. Pero aparte de sentirme cómoda hay algo que aprendí: que a veces nos cuesta mucho salir de nuestra zona de confort y tal vez por eso estuve muchos años en Zaragoza. Al final con el paso del tiempo me di cuenta que estaba estancada. Porque sí, jugaba en un equipo de Primera División y todo, pero como jugadora creo que había aprendido muy poco. El salir de ahí, llegar al Atlético de Madrid y haber entrado a otra estructura de entrenamiento, me hizo entender que quizá habría aprendido eso mucho antes y no a mis años.

Jugaste en San Lorenzo ¿Qué te dejó como positivo o negativo tu paso por el club?

Llegar a San Lorenzo me había cambiado mucho, porque estaba jugando en Independiente y la verdad que fueron años muy buenos. La gente se portó muy bien, era un equipo muy unido y me trataron muy bien. Eso es para mí lo positivo. Lo negativo debo decirlo también, porque por ahí nadie lo sabe. Cuando estuve ahí me dijeron que no iban a poner ninguna traba, pero cuando me llamaron de Zaragoza y pidieron la transferencia, no me quisieron dar el pase y no pagaban. Zaragoza tuvo que pagar 5 mil euros en ese momento (2007), para que me dejaran libre. Lo que más me molestó es que el dinero no fue destinado al fútbol femenino, sino al masculino de Futsal, les iban a dar un premio a ellos. Entonces más bronca me dio. Son cosas que habitualmente deben pasar, aunque quiera pensar que no suceden.

¿A qué jugadora admirás?

No admiro a la jugadora de cancha (debo ser la única), sino que admiro a una arquera. Compartí cancha con Andréia Suntaque, arquera de Brasil, jugábamos en Zaragoza. Ni siquiera en el Mundial de Francia 2019, pude ver una arquera como ella. Mucha admiración tengo, porque hacía cosas que una arquera hoy no hace y ella lo hacía muy simple.

¿Qué deseo personal y/o profesional tenés?
Tener esa ilusión de siempre. Cada año se va generando más en mí esas ganas de seguir aprendiendo, de seguir entrenando, de verme bien. En lo personal y profesional sería eso. Seguir cuidandome de la manera en que lo hago y que la gente que viene atrás tenga ese espejo que a mis años — y siendo grande —porque empecé a los 26. Si te cuidás y entrenás, podés llegar a donde quieras.

¿Creés en el feminismo?

Hay mucho debate sobre el feminismo, porque yo veo cosas que no me gustan. Por ejemplo, cuando salen desnudas yo no me siento representada para nada. En ese sentido no estoy a favor de esas cosas. Lo que pedimos tendría que ser de una forma más pacífica. A mi siendo mujer me da vergüenza, porque no creo que tengamos que hacer esas cosas. Si estoy a favor de las protestas, pero no de cómo se hacen.

¿Qué hace falta — desde tu visión – para que haya mayor igualdad para las futbolistas argentinas?Que los clubes crean, que abran las puertas. Que hagan un lugar para que entrenen las chicas y no tengan que entrenar en el parque, o que tengan que entrenar cuando ya no hay luz. Porque el profesionalismo tiene que estar adentro del club, para darle la mayor comodidad y visibilidad a las jugadoras y de que puedan entrenar en un horario que venga bien y no esperar a última hora, como a las siete de la tarde en pleno invierno. Siendo que ningún equipo profesional de varones, entrena a esa hora. Los clubes tienen que hacer sentir como profesional a una jugadora garantizándoles las condiciones básicas. Primero se empieza por eso.

¿Hay algo que extrañes de Santiago del Estero?
Extraño el mate, extraño el asado y las charlas. Soy más suelta en ese sentido. Será por eso que llevo muchos años afuera. Se extrañan los domingos en familia. El hecho del asadito, escuchar música, de tener visitas. Vivir afuera es totalmente diferente. En Argentina tenemos una calidez humana, que en otra parte del mundo no se ve.