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Hablemos de Ellas: “Nuevas heroínas”

Por: Mary Rosado

Estamos a escasos tres meses de que se inauguren los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, ahora en el 2021, después de un año caótico, difícil y que ha representado un sinfín de retos a vencer para que finalmente podamos llegar a ese tan esperado 23 de julio y veamos nuevamente la flama nacer en el pebetero del Estadio Olímpico de Tokio.

Sin embargo, no podemos dejar de lado lo que hemos vivido durante esta pandemia, los  momentos duros y los que no lo fueron tanto, los aprendizajes que hemos adquirido y las personas en quienes nos hemos convertido porque, después de todo, cada uno de nosotros “somos la suma de lo que hemos superado”.

Las anteriores palabras las publicó la luchadora mexicana Jane Valencia en febrero de 2017 sin saber que tres años después le daría una alegría y orgullo a México que ninguna otra persona había conseguido: ser la primera mujer mexicana en lograr su clasificación a unos juegos olímpicos en luchas asociadas.

Pero para llegar hasta ese momento debemos hablar de quién es esta perseverante mujer originaria de Jalisco, quien ha sabido manejar a la perfección los diferentes roles de su vida: es médica de formación, madre, esposa y una estupenda deportista.

A mediados de marzo del 2020 se realizó en Canadá el selectivo Panamericano rumbo a Juegos Olímpicos de la disciplina de luchas asociadas y fue en el marco de este evento que el nombre de Alma Jane Valencia Escoto quedará por siempre en la memoria del deporte mexicano.

Tristemente su historia no es diferente a la de muchos atletas nacionales, la falta de apoyos para solventar sus gastos y competencias ha sido un constante en su carrera deportiva, sin embargo y a pesar de todos los obstáculos siempre están ahí luchando, intentando dejar el nombre de México en alto.

Jane también representa la determinación de las deportistas y mujeres de nuestro país o de cualquiera de las naciones de Latinoamérica, al mismo tiempo le ha dejado un maravilloso ejemplo a las niñas y jóvenes de que no hay deporte, por muy “rudo” que sea que no puedan practicar. Poniéndose como ejemplo vivo de lo que las figuras deportivas pueden representar en las nuevas generaciones al momento de convertirse en nuevas heroínas, en esos referentes que tanto necesitan las infancias actuales, de heroínas reales, después de todo.

Es imposible no emocionarse al ver la repetición del combate que disputó en la semifinal, precisamente la lucha donde obtiene la clasificación; ese estallido de emociones, de gritar, de llorar, de sentir tantas cosas al mismo tiempo. Porque es verdad, somos la suma de lo que hemos superado y solo nosotras sabemos cuánto esfuerzo nos ha llevado, cuántos sacrificios hemos dado, cuantos obstáculos hemos superado. Solo tres meses separan ahora a Jane Valencia de Tokio, donde seguramente nos demostrará que ella es la suma de su esfuerzo, constancia y preparación.

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